Donald Trump: a Canadá la gracia, a México el garrote

por José Ureña
Donald Trump comenzó con las amenazas generales de aranceles a Canadá y México si no frenaban el flujo de indocumentados y de drogas, en especial el fentanilo.
Pero ya en funciones, tiene doble actitud.
A Ottawa le ha concedido la gracia, porque no ha tomado represalias fronterizas ni deportación de migrantes, y ni siquiera sigue con anuncios de inhibir sus ventas a Estados Unidos.
En contraste, al pueblo mexicano le ha cargado su furia: repatriación de nacionales, centroamericanos e inclusive de otros países del Caribe, Cuba, Asia y África, Venezuela, Colombia…
El problema se agravará con el impuesto de 25 por ciento a todas las exportaciones mexicanas a partir del próximo sábado, agravio no reiterado en contra de Canadá.
El magnate ni siquiera ha mandado fuerza pública -Guardia Nacional, Ejército, Migración- a la frontera del norte, porque allá no ve problemas similares a los existentes con el sur.
LA AUDACIA DE TRUDEAU
Donald Trump tendría todos los elementos a favor.
Allá tiene un primer ministro débil, Justin Trudeau, porque ya renunció al liderazgo del Partido Liberal de Canadá tras más de año y medio de caída en la popularidad.
Pero hay un dato:
Muchos ven en Justin Trudeau a un político en decadencia y carente de poder, debilitado a partir de la visita al magnate neoyorkino en su residencia de Mar-a-Lago en aras de contener medidas arancelarias.
Inclusive Trump lo humilló al proponer la anexión de Canadá a Estados Unidos como estado 51 -México sería el 52, planteó a continuación-, pero Trudeau traía su juego.
En aras de no debilitar tanto a su organización política, esperó el momento propicio y el 6 de enero renunció a su liderazgo partidista para ganar 60 días en el cargo de primer ministro.
Quien resulte electo en marzo ocupará esa posición tres meses, más seguramente para intentar reorganizar al PLC e ir a competencia con mejores posibilidades de triunfo ante el Partido Conservador del derechista Pierre Poilievre.
Un aliado, sin duda, de Donald Trump, y por supuesto sin posibilidad de asociarse con México como en 2018, para sacar mayores beneficios en la renegociación del T-MEC.