Sheinbaum ¿comandante de las Fuerzas Armadas?

Antes que disminuir, la misoginia en el Ejército y en la Armada ha aumentado en proporción inversamente proporcional a la conquista de espacios que las mujeres han alcanzado en la sociedad civil.
Y ese es, precisamente, el principal obstáculo que una improbable candidatura presidencial tendría que enfrentar la actual jefa de Gobierno de CDMX Claudia Sheinbaum.
No importa que ella se muestre como “la favorita” del Presidente Andrés Manuel López Obrador quien –hipocresías baratas a un lado– será quien “destape” al candidato presidencial de su propio Movimiento.
No importa que cada ocasión que se le presente él levante la mano de la gobernante que más dolores de cabeza le ha dado cada ocasión que hay muertos, heridos, incendios y todo tipo de accidentes en el Metro, que es el principal medio de transporte de la capital nacional.
No importa que tolere –quizá hasta impulse– que la señora Sheinbaum dedique más tiempo a una precampaña harto adelantada que a solucionar o cuando menos paliar los mil y un problemas de todo tipo que a diario enfrentan los capitalinos.
No. Nada de eso importa.
Lo verdaderamente importante y trascendente sería saber si los altos mandos del Ejército y de la Armada, a las que el mismo AMLO ha otorgado fuerza y poder que en anteriores gobiernos les habrían sido inalcanzables, ¿estarían dispuestos a aceptar que una mujer fuese su Comandante Supremo, como establece la Constitución?
¿Estarían conformes con el hecho de que fuese una mujer quien les diera órdenes?
¿Ante la que almirantes y generales tuviesen que cuadrarse?
Se ve difícil y todavía lejano.
Ejército y Marina Armada, históricamente, se han opuesto a que sea un civil quien esté al frente de sus respectivas dependencias del Ejecutivo Federal, arguyendo que ya se someten al mando de uno que es el Presidente de la República.
Si no aceptan civiles al mando, ¿aceptarán a una mujer?
Ese es el principal obstáculo que tiene AMLO para heredar el cargo a Sheinbaum.
Peor ahora que, repito, él ha dado tanta fuerza y poder económico a los uniformados, ¿no cree usted?