Las perspectivas del oro blanco

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Por un lado, es innegable la urgencia de volcarnos a las energías limpias, pero también es relevante cuidar la soberanía energética

“Estoy muy contento porque se nacionalizó el litio, que es un mineral estratégico, que significa el futuro de las industrias y la tecnología”. López Obrador.

El debate de la exploración, explotación, uso y distribución de los combustibles fósiles y de los minerales parecía agotado en la era de las energías sostenibles. Sin embargo, en la administración actual, de la llamada Cuarta Transformación, se ha dado un vuelco en la conversación, pues a la luz de lo que ocurre en el mundo, primero con los efectos económicos derivados de la pandemia, y, segundo, con el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, hemos podido observar la dependencia de los recursos energéticos como palanca de negociación entre las naciones.

Los ejemplos más claros son el gas natural y el petróleo, elementos básicos para la sobrevivencia humana y del que Rusia ha hecho su escudo para disuadir a Europa y EU de intervenir en su contra en la guerra que se libra en Ucrania. El otro ejemplo fue el parón en la producción de chips destinados a la industria automotriz y de la tecnología que tiene de cabeza al mundo provocando un alza en la inflación internacional. Ante esta realidad, muchos países han virado en sus acciones y discursos respecto al uso de energías limpias.

Volviendo a nuestro país, el Presidente fue muy criticado por “vivir en el pasado” respecto a la perspectiva de los energéticos y el medio ambiente, ya que una de sus magnas obras a realizar (aún no está terminada) es la refinería de Dos Bocas. La carretada de críticas también fue el anuncio de la creación de la empresa estatal Litio para México (LitioMx), la cual tendrá la potestad sobre todo el ciclo del litio. 

El análisis acerca de estas decisiones nos ofrece distintas ópticas para realizarlo. El enfoque medioambiental es el principal, ya que, por la urgente necesidad del planeta, debemos propiciar que las energías verdes sea una política de Estado. La experiencia actual, empero, nos dice que no podemos hacerlo del todo hasta asegurar la satisfacción energética de todas y todos los mexicanos. Otro enfoque es el de la soberanía, en este caso, energética, pues el tamiz impuesto por la vía de los hechos nos muestra que aún importan estos mecanismos y lenguaje propios de principio del siglo XX.

Es ineludible abordar este tema desde la perspectiva del funcionamiento de las empresas, tanto privadas como estatales, cuando de recursos naturales se trata. En México no hemos tenido buenas experiencias en ninguno de ambos casos, como botones de muestra se encuentran Pemex y CFE, por un lado, y por el otro, las compañías de telefonía. 

No comparto el adelgazamiento del Estado para dar paso a la autorregulación a mansalva, pero tampoco un gobierno estatizador a diestra y siniestra. Veremos qué rumbo toma LitioMx, y que a este oro blanco no le suceda lo que, a nuestro oro negro, debido a los malos manejos.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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