Incompatibilidad entre familias y empresas

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Work life balance

Work life balance business and family choice

Una pregunta frecuente como asesor de empresas familiares es seguida por el comentario: “Qué difícil es el lograr esa unión, ya que siempre habrá conflictos”. Y tienen razón, sobre todo si lo ven como un fenómeno simplista que no requiere de mayor esfuerzo. Las familias están unidas, se quieren y viven en armonía, y las empresas están para generar recursos, crear empleos a todos los parientes que quieran entrar sin distinción y tener un patrimonio cada vez más creciente.

Lamento decirles que estos conceptos son una utopía: ni todas las familias o sus miembros son compatibles entre sí, ni debieran entrar a la empresa familiar, por falta de recursos, su incapacidad para aportar y mucho menos para aquellos que quieran “caer en blandito” y no volver a trabajar.

Las empresas familiares son la base de nuestra economía y la de muchos países. Donde no existen por decreto o ideología (ya casi no hay regiones en esa situación), la población vive mal, con profundas carencias y, peor, sin tener expectativas de cambio, sólo limosnas y autoritarismo.

Es cierto, no todas las familias se unen para crear un negocio por multitud de factores, entre los cuales hay la falta de interés de sus miembros por emprender, diferentes objetivos, capacidad y hasta idiosincrasia y valores. Además, si todas las empresas estuvieran formadas únicamente por sus familiares y allegados, en cierto momento, su crecimiento potencial y supervivencia estaría severamente limitada.

Las empresas, por su parte, no son instituciones de beneficencia. Las personas que laboran en ellas, sean familiares del dueño o no, perciben ingresos y tienen un trabajo. Si quieren sobrevivir y crecer, deben generar más recursos, tener beneficios para sus dueños y cumplir con su labor social dentro de la comunidad. Si no están conscientes de estos parámetros críticos, no van a continuar.

Como asesor de empresas familiares he asistido a cientos de negocios de este tipo, muchos pequeños o medianos y algunos grandes. He tratado de apoyar de diversas formas (artículos, libros, eventos masivos, etcétera) a los microempresarios que son los más vulnerables, y que ahora están más desprotegidos que nunca, por razones inexplicables.

La verdad es que hay situaciones derivadas de conflictos y falta de comunicación dentro de las familias que impiden que éstas pongan un rumbo común. Eso se resuelve parcialmente por medio de una sana convivencia, comunicación honesta y, sobre todo, reglas claras, accesibles a todos y aceptadas por consenso. Estas reglas dictan el camino y se pueden ir modificando si la familia dueña lo requiere en el tiempo.

Las empresas deben ser manejadas con lógica, sentido común y, definitivamente con la toma de riesgos calculados, previo análisis de los dueños y sus ejecutivos y asesores. Además, requieren de información confiable, completa y al día, tanto interna como la de su entorno, especialmente ante la turbulencia actual. Hay que tener estructuras de control y políticas flexibles, y dirección adecuada.

Por eso, si me cuestionan acerca de las empresas familiares, les contesto: son viables y muchas exitosas, pero requieren reglas, estructuras y un objetivo común. ¡Sí se puede lograr!

Asesorías: 55 69 65 68 76

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