Muerte de inocentes

JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
en REFORMA
28 Dic. 2021
“En los inocentes de Belén vemos
una realidad que siglo tras siglo,
década tras década, empaña
la historia de la humanidad”.
Pedro Ignacio Fraile Yécora
Mateo es el único evangelista que habla de la matanza de los inocentes: “Entonces Herodes, que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y mandó matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos”.
Ningún otro historiador o cronista de la época confirma la matanza en Belén, que pudo haber afectado a 20 o 30 niños. Ni siquiera Flavio Josefo se refiere a ella pese a haber documentado las atrocidades de Herodes el Grande. Esto ha llevado a que se cuestione la historicidad del episodio, aunque en su Infancia de Jesús Benedicto XVI señalaba su convicción de que “Mateo nos relata la historia verdadera”. Independientemente de su veracidad, la historia se ha convertido en una metáfora del maltrato a niños por gobernantes poderosos. “Los santos inocentes están vivos hoy y siguen mostrando sus rostros perseguidos”, ha escrito el sacerdote español Pedro Ignacio Fraile Yécora.
Es inevitable que la actual situación de los niños con cáncer en México se haya comparado con la matanza de los inocentes. Una serie de errores y negligencias del gobierno han creado un desabastecimiento de medicinas que ha afectado especialmente a los menores que sufren esta enfermedad.
El gobierno ha pasado de negar la escasez a culpar a las empresas farmacéuticas y a los directores de hospitales públicos. En los últimos meses ha anunciado una y otra vez que el problema ha quedado resuelto, sin que hasta la fecha se haya regularizado el abastecimiento.
No conocemos las dimensiones de la tragedia. Sabemos que algunos niños han muerto por falta de medicamentos, pero no cuántos. La Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer afirmó en septiembre de 2020 que 1,600 niños con cáncer habían fallecido en los nueve meses previos, pero reconoció que no había forma de vincular esas muertes al desabastecimiento. El gobierno no ha dado a conocer datos que permitan conocer las muertes de hoy para compararlas con años anteriores. Sabemos que cada año mueren entre 2,300 y 2,500 menores con cáncer, pero no cuántos decesos pueden atribuirse al desabastecimiento.
La escasez continúa. No se limita a los oncológicos pediátricos, sino que se extiende a todos los medicamentos. El gobierno ha recurrido a la Oficialía Mayor de Hacienda, al INSABI y a la UNOPS, una dependencia de la ONU sin experiencia en la compra de medicamentos, pero no ha eliminado la escasez. Lo peor es que el problema persistirá el año próximo. En la compra consolidada de fármacos para 2022, más del 40 por ciento de las claves han quedado desiertas. Además, el gobierno no ha pagado a los proveedores que han entregado productos.
Si bien el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell ha acusado a los padres que protestan por esta situación de ser impulsados por una derecha golpista, el propio Presidente dijo el 29 de junio: “No descansamos porque queremos que tengan sus medicamentos y que ya muy pronto lo vamos a lograr”. López Obrador no es un cruel Herodes, aunque se niega a aceptar que el problema surge del cierre de plantas nacionales y de la cancelación de un sistema de compras por licitación con precios realistas que incorporaban los costos de distribución.
“Es de sabios cambiar de opinión”, dijo López Obrador el 22 de diciembre a los consejeros del INE. Quizá. Pero él no ha querido cambiar de opinión ante las medidas equivocadas que han provocado esta matanza de inocentes.
· TRANQUILIDAD
El Presidente celebró ayer que “hubo mucha tranquilidad, hubo paz”, durante los días navideños. Efectivamente, el 20 de diciembre dijo que no había sido un día malo, porque solo hubo 68 homicidios en el país. El 24 fue mejor, con únicamente 66 homicidios.