Crecen 38% agresiones contra mujeres periodistas

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Expertas advierten que las periodistas que denuncian ataques en su contra se enfrentan a “estereotipos sexistas” por parte de las autoridades que atienden los casos.

Ser una periodista mujer implica un reto mayor debido a las condiciones de desigualdad con las que desarrollan el oficio, aunado a todas las violencias a las que se enfrentan, las cuales tienen una fuerte carga misógina y sexista, coinciden activistas.

Lucía Lagunes, directora general de la organización Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), afirma que hay un incremento preocupante de agresiones contra las periodistas en los últimos tres años, de casi 40% en comparación con el mismo periodo del gobierno pasado.

Lo anterior se suma a un alza de acciones para bloquearlas en el acceso a la información, en especial por el marco de la pandemia y la tendencia del incremento de la violencia en los entornos digitales, especialmente por su condición de mujer que incluye su forma de vestir, su situación sentimental o su aspecto físico.

Según cifras de CIMAC, en lo que va del sexenio se han registrado 642 agresiones contra mujeres periodistas; cinco en diciembre del 2018, 162 en 2019, 251 en 2020 y 224 hasta el 22 de diciembre pasado.

Estos datos indican que las agresiones aumentaron 55% de 2019 a 2020, lo que se traduce en que cada 34 horas una periodista fue agredida por realizar su labor informativa, mientras que si se compara el 2019 con las cifras del 2021, para este año que está por terminar, hay un alza de 38 por ciento. 

Las agresiones van desde intimidación; hostigamiento, bloqueo informativo, amenazas; descrédito de su labor, entre otras acciones.

Por puestas las reporteras son las más afectadas seguidas de las directoras, columnistas y fotorreporteras.

Según CIMAC se estima que en seis de cada 10 casos los agresores son agentes del Estado.

Atención diferenciada

Sobre el tema Lagunes sostiene que estas agresiones generan efectos negativos para la libertad de expresión, ya que se provoca que las propias periodistas disminuyan su presencia en redes sociales y en la elaboración de trabajos que provocan este tipo de ataques.

Advierte que también existe una gran diferenciación sobre cómo se atienden los ataques de los que son víctimas las mujeres periodistas, ya que se enfrentan a obstáculos como la descalificación de su labor y a estereotipos sexistas por parte de las autoridades.

“Es mucho más difícil que las mujeres periodistas puedan hacer visibles la agresión de la que son objeto por varias razones que tiene que ver con la condición de desigualdad que viven las mujeres periodistas (…) Las denuncias se hacen públicas o pueden llegar a ser conocidas después de más de una agresión”, afirma.

Algunos de los casos que han ido en aumento son los ataques en línea o en contextos digitales, “y lo que vemos ahí es una violencia verbal sumamente misógina muy distinto a lo que viven los compañeros hombres (…) el ataque es directo a su familia, a su persona a su entorno cercano”.

Lagunes añade que existen focos rojos en materia de agresiones físicas, sobre todo en manifestaciones, donde hay entornos de odio hacia las mujeres periodistas, y se reflejan en ataques físicos sexuales, y tocamientos indebidos.

Agresiones laborales y digitales

La activista resalta que las violencias que sufren las periodistas no sólo se dan en las calles, ya que también son agredidas al interior de sus medios, que van desde el acoso y hostigamiento sexual hasta la desvalorización de su trabajo, al hacerlas creer que no son aptas para desarrollar cierto tipo de coberturas. “En la pandemia fue clarísimo, los despidos y los salarios fue una tendencia general, pero los impactos pueden ser desproporcionados para ellas. Se quedaron en los medios asumiendo más tareas, pero con menos salarios (…) esta desproporción es brutal, porque además está la doble carga laboral que tiene que ver con la familia, con estas tareas de responsabilidad doméstica que nos han dado a las mujeres por ser mujeres”, lamenta.

Aunque las mujeres periodistas, al igual que los hombres, están bajo asedio en nuestro país, en el caso de las mujeres las agresiones se presentan con mayor frecuencia en el mundo digital, sostiene Paula Saucedo, integrante de Artículo 19.

La oficial de protección de defensa de la organización añade que este tipo de agresiones refleja la violencia diferenciada que se perpetra entre hombres y mujeres, pues aunque a los hombres periodistas también les hacen campañas de desprestigio, estas generalmente se enfocan en la calidad de su trabajo, mientras que en el caso de las mujeres periodistas las agresiones se enfocan en su vida privada, personal o incluso se reflejan claramente las normas machistas que existen en el país.

“Por ser mujeres en un país tan machista, como es México, el hecho de que ocupen espacios públicos que eran tradicionalmente para hombres genera estas respuestas violentas por lo que a las mujeres se les ataca por ser periodistas, pero también por ser mujeres”, comenta.

La activista refiere que las afectaciones contra las y los periodistas también son diversas y están diferenciadas por la condición de género, ya que al enfocarse muchas veces en su vida privada el impacto psicoemocional de las de las mujeres puede ser mucho mayor.

Componente de género

Según cifras de esta organización, durante el primer semestre de 2021 se habían registrado al menos 122 agresiones contra mujeres que ejercen el periodismo, de las cuales 35 llevan un componente de género o connotación sexual.

En unos 50 casos se trató de intimidaciones y hostigamientos, esto incluye 17 campañas de desprestigio y 15 comunicaciones intimidatorias, además de las amenazas (15 casos), las cuáles pueden ser amenazas de muerte (6), contra su integridad (6), o incluso de violencia sexual (2) o legales (1). La mayoría de estas ocurre en redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea.

“Preocupa que la violencia en línea, particularmente aquella contra las mujeres, continúe naturalizada, donde se vea como algo común y normal y por tanto no amerita una reacción pronta de las autoridades y de la sociedad”, subraya Artículo 19.

Paula Saucedo considera que entre los principales retos para proteger a periodistas mujeres está la creación de políticas públicas con enfoque de género, con el fin de evitar la reproducción de relaciones opresivas que revictimiza más a las mujeres que ejercen esta labor.

Es importante recordar que, del año 2000 a la fecha, un total de 145 comunicadores han sido asesinados en México, de los cuales 11 fueron mujeres.

maritza.perez@eleconomista.mx

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