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María Elena Esparza Guevara
en REFORMA
28 Dic. 2021

Pantone acaba de presentar el color del 2022: Very Peri, un suave violeta que marcará tendencia en las industrias del diseño, moda y arte. Pero no sólo ahí, porque el violeta también identifica la lucha por la igualdad sustantiva y el derecho de niñas, adolescentes y mujeres a una vida libre de violencia, causas que en 2021 visibilizamos a fuerza de datos que nos revelan una realidad que es urgente transformar.

Me detengo en tres aspectos para hacer un recuento de lo observado y reflexionar prospectivamente sobre lo que podemos activar individual y colectivamente en el ciclo que viene.

Violencia familiar, con o sin confinamiento. La pandemia agudizó la frecuencia de agresiones que padecen las mujeres en el mundo al quedarse en casa 24/7 con sus agresores; datos del Consejo Ciudadano de la CDMX revelan que más del 90 por ciento de la violencia familiar contra las mujeres es ejercida por hombres. Pero la emergencia sanitaria también detonó una cadena inédita de auxilio para este problema, cuyo origen va más allá de clase social o nivel educativo. La prueba es que aún en semáforo epidemiológico verde las llamadas de emergencia registradas por el Gobierno federal se mantienen por encima de 58 mil mensuales, siendo Nuevo León la entidad con mayor incidencia. Entre los pendientes, 2022 nos abrirá la oportunidad para desmontar dos de los principales factores que inhiben la denuncia: miedo y falta de redes de apoyo. Si tienes una amiga, hermana o compañera de trabajo que sufre agresiones en su hogar, escúchala y apóyala con opciones de atención. La empatía puede salvar vidas.

Labores de cuidado no remuneradas. Una de las formas de violencia de género menos conocidas es la que se disfraza de mantener limpia la casa, cocinar y cuidar de los menores y mayores del hogar… sin descanso. Inegi acaba de revelar que el valor del trabajo no remunerado en los hogares ascendió durante 2020 a 6.4 billones de pesos, lo cual equivale al 27.6 por ciento del PIB. Las labores de cada mujer equivalen a 69 mil 128 pesos anuales y al casarnos o vivir en unión libre nuestra aportación asciende a 86 mil 995 pesos que no sólo no se remuneran, sino que además limitan el tiempo y energía disponibles para competir en posiciones de trabajo fuera del hogar, si así se decide. Hacia 2022, es indispensable asegurar que todas podamos ejercer el derecho humano a la igualdad sustantiva y eso pasa por un Sistema Nacional de Cuidados, cuyo avance en la implementación habrá que supervisar cotidianamente.

Conciencia del cuerpo en el espacio. La forma en que los cuerpos de mujeres y hombres ocupan el espacio público está condicionada por roles convenidos desde una estructura patriarcal. Las mujeres aprendemos a caminar rápido cuando vamos solas porque el peligro siempre está latente, evitamos el transporte público a ciertas horas y sabemos que el acoso encubierto en piropos no pedidos se encuentra a cada vuelta de la esquina. En el espacio privado, muy pocas tienen el privilegio de contar con un lugar para su autocuidado. Escuchar al propio cuerpo y detectar la forma en que somatiza algunas de estas tensiones diarias se presenta como una alternativa para fortalecernos y prevenir las agresiones de género.

Pantone Color Institute creó Very Peri porque el mundo cambió con la pandemia y buscan comunicarle estabilidad, resiliencia y esperanza. Yo agrego en mis deseos de año nuevo igualdad y equidad de género, que sólo podrán lograrse sin dar un paso atrás en lo avanzado durante 2021 y con la claridad de que toca insistir más, confiar más en la autoridad para denunciar, asegurarse de que cumpla y, también, señalar la impunidad.

No cabe duda de que 2022 será un año violeta.

La autora es Maestra en Desarrollo Humano y comunicóloga feminista.

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